Siento una facinacion especial por los poetas sencillos, que escriben sin rebusques ni firuletes, que saben llegar directamente al alma y al espiritu de los lectores.
Una de mis preferidas es JULIA PRILUTZKY FARNY
Julia Prilutzky Farny nació en Ucrania y se radicó en Argentina a muy temprana edad, adoptándola como su propia patria, como ha sabido demostrarlo a lo largo de su extensa obra poética.
Es una de las más grandes representantes de la generación poética del '40.
Fundó la revista cultural "Vértice" y en 1941 recibió el Premio Municipal de Poesía por su libro "Intervalo".
En su obra predomina el tema del amor, escritos con los más profundos sentimientos y en imágenes de sutil belleza y originalidad, desde sus poemas primeros hasta el último de sus libros.
Su bibliografía : "Viajes sin partida" (1939), "Intervalo" (1940), "Sonetos" (1942), "Comarcas" (1949), "Patria" (1949), "Canción para las madres de mi tierra" (1950), "El escudo" (1954), "Este sabor de lágrimas" (1954), "Obra poética" (1959), "Hombre oscuro" (1963), "Quinquela Martín" (1974) y "Antología del amor" (1975), que llegó a vender, sólo en Argentina, más de 100.000 ejemplares.
Aqui va, para mi, unos de sus mejores sonetos o tal vez con el que me siento mas identificada.
ANTOLOGIA DEL AMOR (1975)
ESTE SABOR DE LAGRIMAS
SONETO 29
Alguna vez, de pronto, me despierto:
Un dolor me recorre tenazmente,
Un dolor que está siempre, agazapado,
Por saltar, desde adentro.
Entonces tengo miedo.
Entonces, me doy cuenta que estoy sola
Frente a mí, frente a Dios, frente a un espejo
Lleno de mis imágenes,
De rostros polvorientos.
Estoy sola, pero siempre estoy sola:
Es lo único cierto.
El amor era un huésped,
La soledad es siempre el compañero
Que permanece al lado, inconmovible.
Lo único seguro, verdadero.
Oigo mi corazón, vieja campana
Que dobla y que golpea,
Que rebota en las sienes y en la nuca
Y en la boca y los dedos.
Es cierto, tengo miedo.
Miedo de no poder gritar, de pronto,
De que ya sea demasiado tarde
Para un ruego.
La costumbre ahoga las palabras
Y alarga el desencuentro.
Ah, tantas cosas quedarán ocultas,
Perdidas, sin recuerdo,
Tantas palabras que no fueron dichas,
Tantos gestos.
Unos dirán: Yo sé, la he conocido,
Fue una ardiente rebelde,
Se desolló las manos y la vida
Por defender los que creyó más débiles.
Otros dirán: Yo sé, la he conocido,
Era dura, malévola,
Avara de ternura, con la boca
Mostraba su desprecio.
Alguien dirá: Y cómo sonreía...
Qué importa
Lo que vendrá después del gran silencio.
Claro que tengo miedo.
Así, en la madrugada
Mientras algún dolor - un dolor, siempre -
Va hincando sus agujas en mi cuerpo,
Abro las manos en la sombra dulce
Para atrapar mi soledad, de nuevo,
Y me quedo a su lado, sin moverme,
Con los ojos abiertos
La vida detenida.
Toda mi sangre es un temor inmenso.